Quiero cerrar esta presentación de la Historia de la Orden capuchina en la Misión de Aguarico con broche de oro. Toda esta vida multiforme, arriesgada e idealista ha tenido una fuente de donde ha brotado: la fe, la espiritualidad. Los misioneros han sido hombres de fe que han entregado su vida por la Misión.
De los 65 capuchinos que han pasado por la misión, 15 ya han muerto. Es bueno hacer memoria de ellos en esta historia:
- 1964: Fray Mariano de Azqueta, ahogado en el río Napo.
- 1967: P. Feliciano Noáin.
- 1971: P. José Manuel Astráin.
- 1972: Fray Alejo de Vidania.
- 1985: P. Miguel de Huarte.
- 1987: Mons. Alejandro Labaka.
- 1989: P. Ángel de Murieta.
- 1992: P. Camilo de Torrano
- 1993: P. Francisco Escudero.
- 1996: P. Ángel de Ucar.
- 2000: Fray Gregorio de Almunia.
- 2000: Mons. Miguel Gamboa.
- 2002: Fray Jesús Elizalde.
- 2003: Fray Juan Astráin.
- 2003: Fray Pedro Elizalde.
Hay que destacar la muerte en el río Napo de fray Mariano de Azqueta, a sus 41 años de edad, en pleno trabajo de servicio.
Y especialmente queda la herencia martirial de Mons. Alejandro Labaka, primer obispo de la Iglesia de Aguarico, alanceado por los tagaeri el 21 de julio de 1987, juntamente con la hermana Inés Arango, Terciaria capuchina. El 21 de julio de 1996, al cumplirse el noveno aniversario de su muerte, se abría en la catedral de Coca el proceso de canonización. Desde esa fecha son Siervos de Dios.
Indudablemente que Mons. Alejandro Labaka es una de las figuras destacadas de la Orden capuchina en el siglo XX. El Papa Juan Pablo II lo nombró en el año 2.000 en la lista de los mártires del siglo XX. Éste es el broche de oro con el que termina esta historia. Recojamos la herencia misionera hasta dar la vida de los hermanos que nos precedieron en la Misión.