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La historia de la vida y actividad de los capuchinos en la Misión de Aguarico durante cincuenta años ha sido muy variada. Y ha dependido en parte de los avatares de la humanidad, de la Iglesia, de la Orden capuchina y del entorno nacional. Tres son las historias que hasta ahora se han publicado sobre los capuchinos en Aguarico, cuyos autores han dividido en etapas su trabajo histórico. Las vemos a continuación:

a) Lázaro Iriarte publica en 1980 el libro “Aguarico: Un empeño de roturación evangélica en dos tiempos: 1954-1979”. Fue una obra conmemorativa de los 25 años de vida de la Misión. Como puede observar el lector que se acerque a estas páginas, los dos tiempos son antes y después el Concilio Vaticano II.

b) Miguel Ángel Cabodevilla en 1992 publica: “La misión que nos convoca. Capuchinos en la Amazonía ecuatoriana (1954-1992)”

Este historiador señala tres etapas muy caracterizadas:

  • Primera: ocupación misionera 1954-1965.
  • Segunda: los años del cambio 1966-1985.
  • Tercera: una presencia entre otras 1894-1991.

c) Manuel Amunárriz: “Aguarico. En La Provincia Capuchina de Navarra-Cantabria-Aragón 1975-2000”. Libro publicado en el año 2.000. Divide la historia de la Misión de Aguarico de la siguiente manera:

  • Primera etapa: civilización y cristianización (1954-1965)
  • Segunda etapa: inculturación (1965-1984)
  • Tercera etapa: hacia una Iglesia local autónoma (1984-2000)

Siempre las clasificaciones son reducciones y simplificaciones que no hacen justicia a la realidad. Pero sí dan un marco más o menos aproximado a los avatares que ha seguido la Misión en sus 50 años.

Lo que sí podemos señalar que, en esta etapa cincuentenaria, ha habido algunos trances de paso que han supuesto rupturas, discernimientos difíciles y decisiones arriesgadas. Señalemos algunos de estos trances:

Primero: el postconcilio (años 1965-1970)

Paralelamente al gran cambio eclesial al culminar el Concilio Vaticano II, suceden hechos en la Misión que despiertan un cambio: en 1965 renuncia a su responsabilidad de Prefecto Apostólico Mons. Higinio Gamboa. Es nombrado para sucederle Mons. Alejandro Labaka. En 1967 se inician las explotaciones petroleras en la Amazonía ecuatoriana. Comienza la colonización del Oriente.
La Orden capuchina celebra su ICPO en Quito, del 4 al 24 de octubre, sobre el tema vida fraterna, pobreza y minoridad. Varios misioneros participan en cursos de renovación. Y en el ambiente de la Misión entran ideas de renovación, de planteamientos nuevos en la acción misionera y en la forma de presencia capuchina. Las tensiones fueron fuertes. El año 1969 Mons. Alejandro Labaka renuncia a Prefecto Apostólico. Le sucede Mons. Jesús Langarica.
Los capuchinos se desprenden de avioneta, hacienda, vaquería, etc.

Segundo: la muerte “martirial” de Alejandro e Inés: 21-julio-1987.

No hay duda que fue un Kairós de gracia; pero para algunos misioneros capuchinos supuso un golpe que les desconcertó. Alguno se retiró de la Misión.
Luego vienen tres años de falta de pastor. Los misioneros piensan dar un paso hacia Iglesia autóctona, pidiendo el nombramiento de un sacerdote diocesano ecuatoriano como Obispo vicario. Pero la Nunciatura va retrasando el nombramiento.

Tercero: la unión de todos los capuchinos de Ecuador en una sola Viceprovincia.

1994-1997. Fue un proceso llevado en un clima de fraternidad y diálogo entre los superiores de ambas circunscripciones: Viceprovincia y Custodia. Pero entre los misioneros surgió el temor de que bajase el espíritu y compromiso misionero de la Provincia. A esto hay que añadir la disminución de personal capuchino en la Misión durante este período.
Han sido momentos de ruptura, de búsqueda, de crecimiento, de gracia; pero han marcado con dolor la historia.
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