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MENSAJE DE NAVIDAD 2021

ACOGER AL NIÑO JESUS 

QUE NOS HACE UNA IGLESIA SAMARITANA

Es Navidad, el Hijo de Dios, se hace de nuevo presente en medio de nuestro mundo, agobiado por una pandemia, que nos hace experimentar lo vulnerables que somos y como siempre lo hace Él. En medio de las adversas circunstancias, trae -para nosotros- el mejor regalo que una persona puede recibir en esta tierra: su Persona Encarnada, que es Dios y Hombre a la vez.

El nacimiento del Niño Jesús, es un misterio sí; es decir, algo tan grande, que la mente no puede abarcar y que sólo puede ser acogido desde la fe, en el silencio, en la contemplación y en la humildad callada de nuestro corazón. Así que, hermano y hermana: abre tu corazón para acoger este Misterio del Amor de Dios que viene a salvarnos.

Jesús, el Hijo de Dios, se hace humano para venir a ayudarnos, para salvarnos, para enseñarnos la manera de enfrentar la vida, llena de obstáculos y males que en la mayoría de los casos son ocasionados por nosotros mismos, conscientes o no, del mal que nos habita y que daña nuestras relaciones buenas. Nos aleja de Dios y nos hace malas personas con el prójimo, dejando sufrimiento a nuestro alrededor. Así que, hermano y hermana, recuerda que necesitas del amor y la ternura de Dios porque, si no es así, las pandemias del egoísmo, del mal, del pecado, de la corrupción, del consumismo, de la guerra, del materialismo y de otros males, harán morada y destrucción en todo el mundo.

Jesús llega nuevamente hasta la Casa Común, en nuestra Iglesia verde de la Amazonía, para decirnos que una forma de salvarnos consiste en cuidar y ayudarnos los unos a los otros. Con su fragilidad, el Niño Jesús, pide a nuestra Iglesia de Aguarico que sigamos viviendo el Sínodo, caminando juntos, cuidando la vida frágil de las otras personas y que ayudemos a los pueblos de la selva, cuidando a la Amazonia de tanta deforestación y contaminación.

Dios Niño, nos pide que cuidemos a los más frágiles, dándoles atención, amor y cuidado, sobre todo a nuestros enfermos, niños y ancianos, que sufren la fuerza del mal anidada en nuestras vidas, cuando estamos alejados de Dios.

Aunque haya pandemias, Jesús está en medio de nosotros salvándonos, siendo el Samaritano de quienes están heridos en el camino y está para ayudarnos y salvarnos a todos. Así que hermano y hermana, aprendamos de Dios que llega para hacerse samaritano que ayuda, acoge, cura y acompaña al hermano que sufre. Ayudemos al buen Samaritano en esta misión y así viviremos su nacimiento como el mejor regalo que él nos da.

¡Feliz Navidad!

Fraternalmente.

Monseñor Adalberto Jiménez Mendoza. OFMCap

Vicario Apostólico de Aguarico.

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