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CARTA DE CUARESMA 2018

CONVERSIÓN A LA MISION:

“NO TE CIERRES A TU PROPIA CARNE”

Is.58, 7

Con la imposición de la ceniza en nuestras cabezas damos inicio al largo camino de Cuaresma, que concluirá el Jueves Santo, con el lavatorio de los pies. De manera jocosa pero muy profunda nos dice Monseñor Lorenzo Voltolini: “La Cuaresma inicia por la cabeza y termina en los pies”, recordándonos así el rito de la imposición de la ceniza y el lavatorio de los pies, como una clara invitación a cambiar nuestra manera de pensar y de actuar, que nos lleva a la misión, donde están los otros, nuestros hermanos para llevarles a Dios y compartir su realidad.

Hace unos días, celebramos nuestra Asamblea de Formación Misionera donde reflexionamos sobre dos temas centrales que insiste el Papa Francisco: La Misión, con la preparación al CAM 5 y la preparación al Sínodo de los jóvenes. Dos realidades que quiere el Santo Padre no sólo se las trate, sino que nos involucremos totalmente en ellas, ya que estos dos acontecimientos serán celebrados este y el siguiente año.

Como Vicariato de Aguarico estas tareas tienen doble exigencia. En primer lugar, porque estamos en tierra de misión y nuestra identidad como Vicariato es ser misionero en su raíz y esencia y, en segundo lugar, porque nuestro Vicariato es enviado a una población sobre todo joven, ya que la media de edad se sitúa en torno a los veinte años de edad. Así que el haber sido enviados a este lugar nos coloca ya en camino hacia la misión y hacia los jóvenes. Dos realidades en una que no podemos dejar de lado en nuestro quehacer apostólico.

Recordemos que el lema del CAM 5 es: "América en Misión, el Evangelio es alegría". Así se nos invita también a ser misioneros alegres en el anuncio del Evangelio, a lo largo de este camino cuaresmal. No se puede ir tristes o llenos de pesimismo o sin esperanza a la misión, olvidándonos que somos hijos de un paso: el de de la muerte a la vida, dado por Jesús. Y las realidades de muerte, mal, fragilidad, odio, destrucción, corrupción… a un cristiano verdadero no pueden desanimarlo para llevar la propuesta de Jesús: que el Evangelio es alegría, es Buena Nueva.

Nos espera Jesús en la carne y en el rostro de los otros: de los pobres, de los pueblos indígenas que habitan nuestra selva y cada día están amenazados de desaparecer, de los niños que sufren enfermedad y desnutrición en nuestras comunidades, de las mujeres maltratadas y humilladas, de las familias amenazadas de autodestrucción, de muchos jóvenes que han entrado al fácil y doloroso mundo del alcohol y las drogas, de los enfermos olvidados en los hospitales o en sus casas, de los desplazados y emigrantes a los que se les paga menos de lo que les corresponde, de los presos olvidados en cualquier cárcel, de los ancianos solitarios…a ellos y a muchos más, que viven en nuestro Vicariato, estamos llamados a acercarnos llevándoles el camino de Jesús.

Con esta carta, quiero invitar a todo el Vicariato a no encerrarnos en nosotros mismos, abriéndonos así a la novedad que nos trae el Espíritu Santo y a las iniciativas que Dios nos regala a través de otras personas que están llevando a Jesucristo a los demás con sus acciones. Pongámonos así hermanos en estado de misión.

Querido misionero, no te encierres en ti, en lo que piensas, sientes o sabes hacer. Comparte lo poco o mucho que crees que Dios ha sembrado en tu corazón. No te cierres a tu propia carne y lleva a todos, con tus palabras y tus acciones, hacia Jesucristo, que nos dice a lo largo del camino cuaresmal: “Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia carne”. Isaías, 58,7.

¡Animo, hermana y hermano en tu camino misionero hacia la Pascua!

Fraternalmente.

 

Hno. Adalberto Jiménez Mendoza.

Vicario Apostólico de Aguarico

Coca, 14 de febrero de 2018

 

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