Acción de gracias
Por los 50 años de sacerdote
del carmelita
JUAN CANTERO CUBILLO
El día 11 de marzo de 2017 se han cumplido 50 años de la ordenación sacerdotal en Burgos (España) del misionero carmelita Juan Cantero, “Juanito”. Ha sido en la Catedral del Coca, como iglesia misionera del Vicariato Apostólico de Aguarico .
Mons. Jesús Esteban Sádaba, obispo del Vicariato, ha comenzado presidiendo esta larga y fraterna eucaristía donde también han estado carmelitas como Miguel Ángel Díaz (provincial), Marcelo Sarmiento (delegado), Juan Berdonces, Chamaquito, además de sus compañeros de comunidad en San Sebastián del Coca, es decir, Pablo Gallego y José Septien. Pero también le hemos acompañado misioneros y misioneras del Aguarico, de Sucumbíos y de otros lugares del Ecuador. Debemos mencionar especialmente a tres hermanas carmelitas que han representado a todos los monasterios del Ecuador.
En ese ambiente familiar y lleno de espiritualidad, han tenido protagonismo propio los compañeros de camino misionero naporunas y shuaras, los cantores de la “capilla Sixtina” (como él mismo ha bautizado al coro de misioneros) y algunos amigos de aquí y allá que agradecieron en lo profundo del corazón y lo más alto de la oración lo que Dios ha hecho y sigue haciendo en la vida y ministerio de Juanito.
La fidelidad no es el orgullo del misionero sino el agradecimiento del creyente, que sabe que todo depende del amor misericordiado y misericordioso que viene del Padre, y que todo necesita de la entrega amorosa y sencilla del sacerdote, hijo de San Juan de Ávila y Santa Teresa de Jesús, hermano de los kichwas, hijo de una familia de generosos cristianos, pariente cercano de todos los que buscan el Reino, compañero de todos los poetas y místicos que caminan con los dos pies, a ras de suelo y mirando al cielo.
Gracias Juanito por hacernos sentir la fidelidad de Dios, porque pudimos entonar juntos “nada te turbe, nada te falte, solo Dios basta”, para entender lo que vivimos, dar sentido a lo que buscamos y soñar con lo que Dios quiere, hoy, aquí, con nosotros, entre todos (especialmente los pobres y sencillos del Reino).
Después de la eucaristía, a los pies de las tumbas de nuestros mártires Alejandro e Inés, continúa la sencilla fiesta, compartiendo la mesa, la alegría, la música y la inmensa tarta que endulza la amistad y fortalece el entusiasmo misionero.
Gracias, Juanito, por dejarte llevar por Cristo en estos años y por acompañar al Buen Pastor durante cincuenta años en su misión, en esta tierra amazónica.
JESÚS GARCÍA
