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¿CÓMO ME QUEDO Y CON QUÉ ME QUEDO?

- APROPIÁNDONOS LA UTOPÍA DE PAPA FRANCISCO-

No sabemos decir ni de dónde salió ni a qué grupo pertenece. De repente aparece frente a nosotros y, con voz entrecortada, nos comparte sin inhibición: - "lo había estado reflexionando desde hace mucho tiempo pero no encontraba el valor, hoy en cambio he decidido entregar mi vida totalmente a Cristo pa- ra servir a los más necesitados". La intensidad de su mirada y su sonrisa nítida manifiestan con elocuencia lo que aquel joven siente arder en su corazón.

Anécdotas de este tipo, de cómo la visita de Papa Francisco ha tocado la vida de tantas personas, se podrían contar a raudales. El pueblo ecuatoriano, con su pluralidad de culturas y multiforme belleza de etnias, ha vibrado entusiasta por la cercanía fraterna y la palabra motivadora del Papa, quien desde su llegada al aeropuerto de Quito, la tarde del 5 de julio de 2015, se presentó como "testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo".

Ahora, cuando los reflectores han sido apagados y los micrófonos yacen enmudecidos, toca a nosotros - Vida Consagrada mística, profética y misionera - extender una mirada contemplativa sobre la visita del Papa Francisco en su conjunto para señalar los pincelazos de un nuevo amanecer. A nosotros, como parte viva de la Iglesia, queda la responsabilidad de mantener la esperanza que ha sido sembrada y hacerla fructificar en acciones concretas, tal vez pequeñas pero sinceras, que nos permitan ser mejores discípulos/as misioneros/as de Jesucristo en el aquí y ahora de nuestra realidad.

Para realizar dicha tarea de discernimiento nos parece indispensable que cada persona y comunidad religiosa se pregunte: ¿cómo me quedo? (haciendo tesoro de los sentimientos y anhelos suscitados por el Espíritu en lo más íntimo) y ¿con qué me quedo? (cosechando en una frase o lema inspirador lo esencial del Mensaje del Papa para nutrir una fe sólida y una misión integradora).

Enseguida, una vez que se haya asumido la visita del Papa como historia propia, les sugerimos 7 "pasos" o "provocaciones" afín de reconstruir la "utopía" (ideal que siempre nos invita a ir más adelante) que el Papa Francisco nos propone:

1. Focaliza los rostros, tanto del Papa como de las personas que lo han encontrado, dejando que te trasmitan su fuerza expresiva. Antes que los discursos, reconoce el rostro cálido de Francisco y los miles de rostros de ancianos, niños, familias caminando, jóvenes bulliciosos, razas variopintas¼y hasta los rostros ocultos o de aquellos a los que se les ha negado un rostro. Rostros de gozo espontáneo y rostros enlutados de lágrimas. ¿Qué te dice el rostro de un pueblo que sufre pero que no se deja matar la esperanza? ¿Qué rostro de Cristo logras percibir en la multitud aparentemente anónima pero la- tiendo al ritmo de un corazón cósmico? Quédate con aquel rostro que más te conmueve y sientes cercano. Descríbelo cerrando los ojos.

2. Escudriña los textos de las homilías y discursos que el Papa ha pronunciado en nuestro país, profundízalos con atención en su forma directa y franca. Advierte el contexto de cada uno de ellos: la evangelización, la familia, la educación, el compromiso social, el sacerdocio ministerial y la vida consagrada, en la coyuntura y desafíos históricos. Nunca dejes de iluminarlos con la Palabra de Dios para que puedas descubrir la amplia perspectiva que va mucho más allá de la simple letra escrita. Compártelos en palabras sabias y sencillas con los que te rodean.

3. Busca la motivación fundamental, el núcleo de donde irradia la verdad que nos propone el Papa; es decir, la centralidad de Cristo en nuestra vida, el encuentro transformante con su Persona y con su profecía liberadora:

  • "Pienso que se lo debo decir como un mensaje de Jesús: Todo esto de riqueza que tienen ustedes, de riqueza espiritual, de piedad, de profundidad, viene de haber tenido la valentía -porque fueron momentos muy difíciles-, la valentía de consagrar la nación al Corazón de Cristo, ese Corazón divino y humano que nos quiere tanto. Y yo los noto un poco con eso: divinos y humanos. Seguro que son pecadores, yo también pero¼ pero el Señor perdona todo y ¡Custodien eso! Y después, pocos años después, la consagración al Corazón de María. No olviden: esa consagración es un hito en la historia del pueblo de Ecuador y de esa consagración siento como que les viene esa gracia que tienen ustedes, esa piedad, esa cosa que los hace distintos" (Mensaje en El Quinche).
  • "Nosotros, los cristianos, identificamos a Jesucristo con el sol, y a la luna con la iglesia, la luna no tiene luz propia¼ Y si la Iglesia se aleja de Jesucristo se vuelve oscura y no da testimonio" (Discurso en el aeropuerto de Quito).
  • "Jesús nos consagra para suscitar un encuentro personal con Él, que alimenta el encuentro con los demás, el compromiso en el mundo, la pasión evangeliza- dora (Cf. Evangelii Gaudium 78)" (Homilía en el Parque Bicentenario).
  • "Somos hermanos porque, por amor, Dios nos ha creado y nos ha destinado, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos (cf. Ef. 1,5). Somos hermanos porque «Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama ¡Abba!, ¡Padre!» (Ga 4,6). Somos hermanos porque, justificados por la sangre de Cristo Jesús (cf. Rm. 5,9), hemos pasado de la muerte a la vida haciéndonos «cohe- rederos» de la promesa (cf. Ga 3,26-29; Rm 8, 17). Esa es la salvación que realiza Dios y anuncia gozosamente la Iglesia: formar parte del «nosotros» divino" (Homilía en el Parque Bicentenario).

4. Pregúntate qué modelo de Iglesia el Papa Francisco nos invita a impulsar y cuál su misión hoy en el mundo: Iglesia-comunidad de hermanos y hermanas, pobre y con los pobres, pueblo en camino, servidora del Reino, ministerial y participativa, contemplativa y misionera, orante y mártir:

  • "La evangelización no consiste en hacer proselitismo, el proselitismo es una caricatura de la evangelización, sino en atraer con nuestro testimonio a los aleja- dos, en acercarse humildemente a aquellos que se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, acercarse a los que se sienten juzgados y condenados a priori por los que se sienten perfectos y puros, acercarnos a los que son temerosos o a los indiferentes para decirles: «El Señor también te llama a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor» (Evangelii Gaudium 113). Porque nuestro Dios nos respeta hasta en nuestras bajezas y en nuestro pecado.
  • Poner a la Iglesia en estado de misión nos pide recrear la comunión pues no se trata ya de una acción sólo hacia afuera... nos misionamos también hacia adentro y misionamos hacia afuera manifestándonos como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera (Aparecida 370)
  • Qué lindo seria que todos puedan admirar como nos cuidamos unos a otros. Como mutuamente nos damos aliento y cómo nos acompañamos. El don de sí es el que establece la relación interpersonal que no se genera dando «cosas», sino dándose uno mismo¼ «Darse» significa dejar actuar en sí mismo toda la potencia del amor que es el Espíritu de Dios y así ́ dar paso a su fuerza creado- ra. Y darse aún en los momentos más difíciles, como aquel Jueves Santo de Jesús, donde él sabía cómo se tejían las traiciones y las intrigas pero siguió y se dio, se dio a nosotros mismos con su proyecto de salvación. Donándose el hombre vuelve a encontrarse a sí mismo con su verdadera identidad de hijo de Dios, semejante al Padre y, como Él, dador de vida, hermano de Jesús, del cual da testimonio. Eso es evangelizar, ésa es nuestra revolución -porque nuestra fe siempre es revolucionaria-, ése es nuestro más profundo y constante grito" (Homilía en el Parque Bicentenario).

5. Reconoce la urgente tarea de reconstruir el tejido familiar y la educación como bases de una sociedad nueva para el Ecuador y para cualquier situación humana:

"Las bodas de Caná se repiten con cada generación, con cada familia, con cada uno de nosotros y nuestros intentos por hacer que nuestro corazón logre asentarse en amores duraderos, fecundos y alegres.

El vino es signo de alegría, de amor, de abundancia. Cuántos de nuestros adolescentes y jóvenes perciben que en sus casas hace rato que ya no lo hay. Cuánta mujer sola y entristecida se pregunta cuándo el amor se fue, cuándo el amor se escurrió de su vida. Cuántos ancianos se sienten dejados fuera de la fiesta de sus familias, arrinconados y ya sin beber del amor cotidiano de sus hijos, de sus nietos, de sus bisnietos. También la carencia de vino puede ser el efecto de la falta de trabajo, enfermedades, situaciones problemáticas que nuestras familias en todo el mundo atraviesan.

  • Ella que supo «transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura» (Evangelii Gaudium, 286) y nos recibió como hijos cuando una espada le atravesaba el corazón, nos enseña a dejar nuestras familias en manos de Dios; rezar, encendiendo la esperanza que nos indica que nuestras preocupaciones son también preocupaciones de Dios.
  • El servicio es el criterio del verdadero amor. El que ama sirve, se pone al servicio de los demás. Y esto se aprende especialmente en la familia, donde nos hacemos servidores por amor los unos de los otros. En el seno de la familia, nadie es descartado; todos valen lo mismo.
  • La familia es el hospital más cercano, cuando uno está enfermo lo cuidan ahí para que se cure. La primera escuela de los niños, el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, el mejor asilo para los ancianos.
  • La familia también forma una pequeña Iglesia, la llamamos «Iglesia doméstica» que, junto con la vida, encauza la ternura y la misericordia divina. En la familia la fe se mezcla con la leche materna: experimentando el amor de los padres se siente más cercano el amor de Dios¼
  • Y esa es la buena noticia: el mejor de los vinos está por ser tomado, lo más lindo, profundo y bello para la familia está por venir. Está por venir el tiempo donde gustamos el amor cotidiano, donde nuestros hijos redescubren el espa- cio que compartimos, y los mayores están presentes en el gozo de cada día. El mejor de los vinos está en esperanza, por venir para cada persona que se arriesga al amor. Y en la familia hay que arriesgarse al amor, hay que arriesgarse a amar. Y el mejor de los vinos está por venir aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario; el mejor vino está por venir en aquellos que hoy ven derrumbarse todo. Murmúrenlo hasta creérselo: el mejor vino está por venir, murmúrenselo cada uno en su corazón. Y susúrrenselo a los desespera- dos o desamorados. Tened paciencia, tened esperanza. Haced como María, re- zar, actuar, abrir el corazón porque el mejor de los vinos va a venir. Dios siempre se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino, los que sólo tienen para beber desalientos; Jesús siente debilidad por derrochar el mejor de los vinos con aquellos a los que por una u otra razón, ya sienten que se les han roto todas las tinajas" (Homilía en Parque Los Samanes).
  • "Me pregunto con Ustedes educadores: ¿Velan por sus alumnos, ayudándolos a desarrollar un espíritu crítico, un espíritu libre, capaz de cuidar el mundo de hoy? ¿Un espíritu que sea capaz de buscar nuevas respuestas a los múltiples desafíos que la sociedad hoy plantea a la humanidad? ¼ Su corazón tiene que salir del aula. ¿Cómo entra en el currículo universitario o en las distintas áreas del quehacer educativo, la vida que nos rodea, con sus preguntas, interrogan- tes, cuestionamientos? ¿Cómo generamos y acompañamos el debate constructor, que nace del dialogo en pos de un mundo más humano? El diálogo, esa palabra puente. Esa palabra que crea puente.
  • Hay una reflexión que nos involucra a todos, a las familias, a los centros educativos, a los docentes: cómo ayudamos a nuestros jóvenes a no identificar un grado universitario como sinónimo de mayor status, dinero, prestigio social. No son sinónimos. Cómo ayudamos a identificar esta preparación como signo de mayor responsabilidad frente a los problemas de hoy en día, frente al cuidado del más pobre, frente al cuidado del ambiente" (Discurso en la PUCE).

6. Asume como eje transversal, que recorre todas las dimensiones de la evangelización, el compromiso por la paz y la justicia y el cuidado de la creación; se trata del Evangelio de la Misericordia que enmarca toda actividad eclesial y tiene como objetivo una sociedad más digna y fraterna:

  • "En el presente, también nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo se consoliden y garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda que toda América Latina tiene" (Discurso en el aeropuerto de Quito).
  • "Hay que confiar el corazón al compañero de camino sin recelos, sin desconfianzas. «Confiarse al otro es algo artesanal, la paz es algo artesanal» (Evangelii Gaudium 244), es impensable que brille la unidad si la mundanidad espiritual nos hace estar en guerra entre nosotros, en una búsqueda estéril de poder, prestigio, placer o seguridad económica. Y esto a costa de los más pobres, de los más excluidos, de los más indefensos, de los que no pierdan su dignidad pese a que se la golpean todos los días" (Homilía en el Parque Bicentenario).
  • "La gratuidad es requisito necesario para la justicia. Lo que somos y tenemos nos ha sido confiado para ponerlo al servicio de los demás -gratis lo recibimos, gratis lo damos - nuestra tarea consiste en que fructifique en obras de bien. Los bienes están destinados a todos, y aunque uno ostente su propiedad, que es lícito, pesa sobre ellos una hipoteca social. Siempre. Se supera así el concepto económico de justicia, basado en el principio de compraventa, con el concepto de justicia social, que defiende el derecho fundamental de la persona a una vida digna. Y siguiendo con la justicia. La explotación de los recursos naturales, tan abundantes en el Ecuador, no debe buscar el beneficio in- mediato. Ser administradores de esta riqueza que hemos recibido nos compro- mete con la sociedad en su conjunto y con las futuras generaciones, a las que no podremos legar este patrimonio sin un adecuado cuidado del medioambiente, sin una conciencia de gratuidad que brota de la contemplación del mundo creado.  Y ahí Ecuador - junto a otros países con franjas amazónicas - tiene una oportunidad para ejercer la pedagogía de una ecología integral. ¡Nosotros hemos recibido como herencia de nuestros padres el mundo, pero también recordemos que lo hemos recibido como un préstamo de nuestros hijos y de las generaciones futuras a las cuales lo tenemos que devolver y mejorar! Y esto es gratuidad.
  • El Ecuador, como muchos pueblos latinoamericanos, experimenta hoy profundos cambios sociales y culturales, nuevos retos que requieren la participación de todos los actores sociales. La migración, la concentración urbana, el consumismo, la crisis de la familia, la falta de trabajo, las bolsas de pobreza producen incertidumbre y tensiones que constituyen una amenaza a la convivencia social" (Discurso en la iglesia de San Francisco).

7. Finalmente, aprópiate con mucho cariño de la palabra del Papa dirigida a ti y a mí, a cada uno/a de nosotros/as personalmente, cuando con sencillez nos habló a los sacerdotes y Vida Consagrada desde su corazón de padre y pastor:

  • "Religiosas, religiosos, sacerdotes, seminaristas, todos los días vuelvan, hagan ese camino de retorno hacia la gratuidad con que Dios los eligió. Ustedes no pagaron entrada para entrar al seminario, para entrar a la vida religiosa. No se lo merecieron. Si algún religioso, sacerdote o seminarista o monja que hay aquí cree que se lo mereció, que levante la mano. Todo gratuito. Y toda la vida de un religioso, de una religiosa, de un sacerdote y de un seminarista que va por ese camino -y bueno, ya que estamos, digamos: y de los obispos- tiene que ir por este camino de la gratuidad, volver todos los días: "Señor, hoy hice esto, me salió bien esto, tuve esta dificultad, todo esto pero¼ todo viene de Vos, todo es gratis". Somos objeto de gratuidad de Dios. Si olvidamos esto, lentamente, nos vamos haciendo importantes. "Y mirá vos, a este qué obras que está haciendo y" o "Mirá vos a este lo hicieron obispo de tal¼ qué importante, a este lo hicieron monseñor, o a este". Y ahí lentamente nos vamos apartando de esto que es la base, de lo que María nunca se apartó: la gratuidad de Dios. Un consejo de hermano: todos los días, a la noche quizás es lo mejor, antes de irse a dormir, una mirada a Jesús y decirle: "Todo me lo diste gratis", y volver- se a situar. Entonces cuando me cambian de destino o cuando hay una dificultad, no pataleo, porque todo es gratis, no merezco nada. Eso hizo María.
  • Una segunda cosa que les quisiera decir es que cuiden la salud, pero sobre todo cuiden de no caer en una enfermedad, una enfermedad que es media peli- grosa para¼ o del todo peligrosa para los que el Señor nos llamó gratuitamente a seguirlo o a servirlo. No caigan en el alzhéimer espiritual, no pierdan la memoria, sobre todo la memoria de donde me sacaron. ¼ No se olviden de donde los sacaron. No renieguen las raíces. La gratuidad es una gracia que no puede convivir con la promoción y, cuando un sacerdote, un seminarista, un religioso, una religiosa entra en carrera -no digo mal, en carrera humana-, empieza a enfermarse de alzhéimer espiritual y empieza a perder la memoria de dónde me sacaron.
  • Primero, el servicio. Dios me eligió, me sacó ¿para qué? Para servir. Y el servicio que me es peculiar a mí. No, que tengo mi tiempo, que tengo mis cosas, que tengo esto, que no, que ya cierro el despacho, que esto, que sí tendría que ir a bendecir las casas pero¼ no, estoy cansado o¼ hoy pasan una telenovela linda por televisión y entonces -para las monjitas-, y entonces: Servicio, servir, servir, y no hacer otra cosa, y servir cuando estamos cansados y servir cuando la gente nos harta¼ Y eso tiene mucha sabiduría, porque quien va por el camino del servir tiene que dejarse hartar sin perder la paciencia, porque está al servicio, ningún momento le pertenece, ningún momento le pertenece. Estoy para servir, servir en lo que debo hacer, servir delante del sagrario, pidiendo por mi pueblo, pidiendo por mi trabajo, por la gente que Dios me ha encomendado¼ Servicio, mezclado con lo de gratuidad y entonces¼ aquello de Jesús: "Lo que recibiste gratis dalo gratis". Por favor, por favor, no cobren la gracia; por favor, que nuestra pastoral sea gratuita. Y es tan feo cuando uno va perdiendo este sentido de gratuidad y se transforma en¼ Sí, hace cosas buenas, pero ha perdido eso.
  • Y lo segundo, la segunda actitud que se ve en un consagrado, una consagrada, un sacerdote que vive esta gratuidad y esta memoria -estos dos principios que dije al principio, gratuidad y memoria- es el gozo y la alegría. Sí, es verdad eso, pero yo les propongo otra receta que está en la misma línea, en la misma del Corazón de Jesús: sentido de gratuidad. Él se hizo nada, se abajó, se humilló, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Pura gratuidad. Y sentido de la memoria¼ y hacemos memoria de las maravillas que hizo el Señor en nuestra vida" (Mensaje en El Quinche).

 

A MANERA DE CONCLUSIÓN

Estamos todavía en el Año de la Vida Consagrada y ya se vislumbra en el horizonte el Jubileo Extraordinario de la Misericordia¼ esto con el Congreso Latinoamericano de VC celebrado en Bogotá y junto con la visita del Papa Francisco al Ecuador, Bolivia y Paraguay¼, en síntesis se nos antoja un kairós de resurrección para la Vida Consagrada Misionera. Hagámonos entre todos/as este augurio: ¡que no nos falte la pasión ni la creatividad para aprovechar esta abundancia de bendición! Sobre todo, para realizar la invitación de Papa Francisco que pide "que desde la cima del Chimborazo, hasta las costas del Pacífico, desde la selva amazónica, hasta las Islas Galápagos, nunca pierdan la capacidad de dar gracias a Dios por lo que hizo y ha- ce por ustedes, la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo" (Discurso en el aeropuerto de Quito). Todo un programa de vida al que adherimos.

Gracias y un abrazo en Cristo nuestra Vida y en María nuestra Madre.

 

P. Rafael González Ponce mccj

Presidente de la CER

 

Con la aprobación de Mons. Celmo Lazzari, encargado de la Vida Consagrada por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana

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