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MENSAJE DE LA XIX ASAMBLEA GENERAL DE LA CLAR

A LAS/OS CONSAGRADAS/OS DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Bogotá, 22 a 24 de junio de 2015

 

Queridas/os hermanas/os,

Paz en Cristo nuestra Vida.

Convocados en la ciudad de Bogotá, alrededor de 80 religiosas y religiosos provenientes de las Conferencias de América Latina y el Caribe, y con la representación de Estados Unidos y Canadá, nos hemos reunido para celebrar la XIX Asamblea General de la CLAR bajo el lema inspirador: “Escuchemos a Dios donde la vida clama”.

Desde el inicio del encuentro se nos invitó a inclinar la cabeza para escuchar lo que cada una/uno llevaba en lo profundo de su corazón y a permanecer en esa actitud para ser capaces de acoger también los latidos del corazón de la humanidad. A partir de esta dinámica empezaron a desbordarse dentro del aula los anhelos más genuinos por una Vida Consagrada gozosamente profética y semilla de esperanza; a la par iban manifestándose el dolor y la preocupación ante las dramáticas situaciones de muerte que golpean a nuestros pueblos, particularmente en las naciones que están pasando por mayores conflictos. Ante este cúmulo de realidades contrastantes hemos invocado el fuego-amor de la Ruah y abrazamos la Palabra de Dios para que nuestro discernimiento fuese bajo la claridad de su luz y según la hondura de su mirada.

Esta Asamblea se realiza en un contexto muy especial: primero por la reciente beatificación de Mons. Óscar Arnulfo Romero a quien la Vida Consagrada ha adoptado desde tiempos remotos como un modelo latinoamericano a imitar en su consagración martirial y solidaridad con los pobres; en segundo lugar, interpretamos como un regalo del Cielo la encíclica “Laudato Si” que el papa Francisco nos escribe precisamente durante estos días, nosotras/os la experimentamos como una ráfaga de oxígeno que nos invita a un estilo de Vida Consagrada que supere fronteras y se empeñe en la construcción de una casa de puertas abiertas para la creación entera, o mejor dicho, que asuma la tarea de transformar en Betania el universo entero; y finalmente, esta Asamblea acontece en continuación al Congreso de la Vida Consagrada que, conforme al parecer de muchas/os participantes, ha resultado un kairós (tiempo incomparable de gracia) para el caminar de la VC en el Continente.

Las palabras más repetidas durante nuestras reflexiones han sido “resonancias” y “horizontes de novedad” porque efectivamente se trata de continuar el flujo del Espíritu provocado desde el Congreso y hacer eco a las inquietudes que emergen desde nuestros países y culturas donde estamos sirviendo como discípulas/os misioneras/os del Evangelio. Subrayamos aquí algunos de estos anhelos que denotan la fuerza misionera que albergan nuestros carismas particulares y nuestra común identidad como VC:

Queremos una Vida Consagrada más humanizada y humanizadora, a través de relaciones de respeto y amor evangélicos;

  • Las/os consagradas/os nos sentimos llamados a ser expertos de comunión frente al desafío de una sociedad tremendamente violenta y desintegradora;
  • Sentimos la urgencia para acoger el cuidado de la creación como parte integral de nuestra vocación, conscientes de la avaricia de multinacionales y gobiernos que explotan a la madre tierra sin escrúpulos;
  • El clamor por una VC creíble por su pobreza y por su inserción solidaria en medio de los más empobrecidos, preferencialmente en las periferias y al lado de los grupos humanos más vulnerables como los emigrantes, los afro-descendientes y los indígenas;
  • La promoción a todos los niveles de un modelo de Iglesia que ponga al centro el diálogo y la circularidad, como el único camino viable para la paz y para una evangelización verdaderamente encarnada en el alma de la humanidad;
  • De esta visión parten igualmente las formas nuevas que están naciendo de intercongregacionalidad y misión compartida con las Iglesias locales y en igualdad con las laicas/os;
  • Queremos acoger la vitalidad y el aporte de las Nuevas Generaciones con determinación;
  • La asimilación fundamental de una espiritualidad Trinitaria profunda y auténtica que nutra la mística profética típica de la VC.

Buscando expresar simbólicamente estos horizontes de novedad hemos elegido para el trienio 2015-2018 el icono de la Visitación de María a Isabel. Nosotras/os descubrimos en el abrazo de estas dos mujeres llenas de afecto, la gozosa proclamación de un Dios que no defrauda a la humanidad e invita a gritar a todas las naciones la llegada de Aquel capaz de dar sentido a nuestras búsquedas más íntimas y de derribar los tronos opresores para que acontezca la utopía trinitaria de la hermandad universal, para descubrir los rostros de las “Isabeles” de hoy y cantar nuestros “Magnificats”.

Agradecemos a los miembros de la Presidencia que llevaron adelante su misión con sencillez, espíritu de sacrificio, claridad de visión y capacidad para implementar el programa asumido, a pesar de las obstáculos. Este reconocimiento se hace extensivo a la secretaria adjunta y a las/os laicas/os que se han entregado sin reservas. Al pronunciar las palabras de María: “He aquí la esclava del Señor, que haga en mi según su Palabra”, nos hemos comprometido con la nueva Presidencia a colaborar y a luchar unidos por una Vida Consagrada que sea presencia real de la misericordia y de la ternura de Dios para esta humanidad ansiosa de verdad y libertad.

Este es el núcleo del mensaje que deseamos compartirles: Dios nuevamente nos ha sorprendido y estamos convencidas/os de que ha llegado la hora de un nuevo Pentecostés para la Vida Consagrada, que el Año de la Vida Consagrada constituye un parte aguas entre el antes y el hoy, que se nos ofrece una oportunidad para realizar la misión de “curar heridas y calentar corazones”. A las provocaciones del papa Francisco queremos responder SI como Vida Consagrada en el Continente: aceptamos el imperativo de la alegría como la autentificación de nuestra configuración con Jesucristo, el ser pobres y de los pobres, al estilo de Jesús; reconocemos que se nos encomienda la dura tarea de despertar a un mundo narcotizado por el egoísmo y la ambición de poder; queremos ser una VC en salida misionera que no tenga miedo de soñar y proponer los sueños de hermandad y de paz.

Reciban nuestro saludo que esta vez, tratándose del Año de la Vida Consagrada, quiere contagiarlos de entusiasmo y esperanza en Jesucristo que sigue siendo Camino-Verdad-Vida y que nos confirma que una VC nueva es posible.

 

 

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