Necesitamos sacerdotes desinstalados
y en éxodo misionero
En la fiesta del domingo del Buen Pastor, no podemos olvidar que en esta jornada toda la iglesia debemos orar al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies, porque la mies es mucha y los obreros son pocos. Así nos lo recuerda Jesús en el evangelio, mirando a la multitud que estaba como ovejas sin pastor .
Hoy también hay multitudes que igualmente están desorientadas como ovejas sin pastor, multitudes hambrientas de paz y del amor que Dios ha traído para todos, de alguien que les escuche y les acompañe a buenos pastos para no morir. Pastores, como dice el Papa, con olor a oveja.
Para ello hacen falta buenos pastores que, como Jesús Buen Pastor, den la vida por sus ovejas.
Leyendo el mensaje que el papa Francisco ha escrito para esta ocasión: «”El éxodo, experiencia fundamental de la vocación”, queremos recordar que la raíz de la vocación de la Iglesia y de los cristianos es tener esa experiencia misionera, de éxodo, que nos empuja a salir, desinstalarse. Salida que supone conversión, éxodo que nos invita a caminar al encuentro de Cristo Resucitado. Es escuchar la voz del Buen Pastor a seguirle .
En medio de las esclavitudes que amarran al hombre de hoy, es necesario romper esas ataduras, del aburguesamiento, de la comodidad, de la rutina, del instalarse, del pesimismo y falta de horizonte. La Iglesia es un pueblo en marcha, en camino, y Cristo nos invita como a sus apóstoles a salir a anunciar la buena noticia que él ha traído para todos, la vida nueva, en plenitud.
La actitud de hacer éxodo en nuestra vida es la respuesta a la vocación que Dios nos llama. No podemos quedar en la actitud egoísta y en la comodidad de cerrarnos en nosotros mismos.
Por ello, necesitamos pedir que nuestras comunidades se pongan en marcha, en salida. Para ello necesitamos esas almas generosas que sean los buenos pastores que guíen, orienten, acompañen y compartan la vida con sus hermanos más necesitados.
Una opción misionera, convencidos que nuestro mundo debe despertar de su letargo y caminar. ¿Quién se lo hará saber? La respuesta está en cada uno de los cristianos que Dios llama a ser buenos pastores de sus hermanos, dejar de ser los jóvenes distraídos y entretenidos en tantos sueños de sirenas, que los alejan de la verdadera realidad.
Jóvenes vacíos de fuerzas para luchar y poder decir sí a Cristo que invita a seguirlo, ser jóvenes valientes para decir no a los falsos caminos que nos dejan caídos en la soledad, el aislamiento y el aburrimiento. Los jóvenes necesitan aventura, grandes ideales que vale la pena seguir. Nadie puede ofrecer mejor aventura que la de implantar el Reino de Dios en este mundo. ¿cómo lo haremos ?
Responder a la llamada de Dios, por tanto, es dejar que él nos haga salir de nuestra falsa estabilidad para ponernos en camino hacia Jesucristo, principio y fin de nuestra vida y de nuestra felicidad.
El proyecto de las Santas misiones populares que iniciamos en nuestra Iglesia particular de Puyo, invita a todos a salir e ir al encuentro del otro, con el estilo y talante misionero que la palabra de Jesús exige.
La Misión Continental que Aparecida pidió al continente de América, sigue siendo tarea pendiente. El reto es concientizar a todos, de que nuestra Iglesia está, en misión permanente y cada uno de nosotros debemos llegar a formar parroquias y comunidades ,vivas, unidas y misioneras.
¿Como formar parroquias vivas y misioneras sino formamos sacerdotes convencidos de su identidad y misioneros? Por ello, urge jóvenes seminaristas desinstalados y no atrapados por las redes, que en nuestros seminarios sean formados con esta dimensión misionera ad gentes. Oremos por ellos, agradezcamos a Dios por tener jóvenes seminaristas que puedan ser a futuro los buenos pastores que guíen y alimenten a nuestros rebaños haciéndoles discípulos misioneros de Jesús.
Felicitaciones a los misioneros y misioneras que hoy están haciendo de buenos pastores. Que Dios les bendiga y les proteja. No olvidemos los sacerdotes, no caen del cielo, nacen de la tierra que se cultiva con amor, oración, sacrificio y esperanza. Salgan a los caminos, vayan y regresen con alegría, ”que hermosos los pies que anuncia por el monte la paz”.
Rafael Cob