DOMINGO II B
APOSTAR, con JESÚS, por un MUNDO NUEVO
El texto de Juan, del segundo domingo ordinario, nos presenta unos desafíos concretos para nuestra VC, en el contexto político que estamos viviendo.
Los inconformes de aquel tiempo, pensaban que las cosas tenían que cambiar a nivel político y religioso, por lo que buscaban a Juan, para que los bautizara. Les hacía tomar conciencia de que -ciertamente- las cosas podían y debían ser distintas, tal como esperaba el pueblo y había prometido Dios. Juan les presenta a Jesús como el “cordero de Dios”, que venía con la misión de dar inicio al camino del pueblo hacia un mundo nuevo, tal como lo quería Dios
Nuestro desafío, como VC, es estar en las periferias, con los inconformes de hoy, especialmente con los/as jóvenes y los/as pobres que sueñan un auténtico sumak kawsai, un mundo bueno para todos. Con ellos se profundiza el proyecto de Jesús, el Reino de Dios, para iluminar la búsqueda de nuevas propuestas, muy diferentes de las ofertas presidenciables de turno.
Hoy, estamos llamados/as a vivir la vocación de Jesús: ir a donde él vive, en las periferias, entre los marginados/as y en la Eucaristía. Entre los excluidos/as para experimentar, de alguna manera, la urgencia de una vida más humana y digna. En la Eucaristía, para que tomemos conciencia del sentido de nuestra VC, cuando se entrega (“se deja comer”) para el Reino.
La opción por los últimos, a través del compromiso de austeridad, el respeto por la vida humana y el cuidado de la madre tierra... ¡… debería formar parte de las propuestas políticas de quienes esperan nuestro voto!
Andrés sintió la necesidad de compartir, con su hermano Simón, su experiencia con Jesús, para invitarle a meterse -él también- en este “lío”. Con quienes compartimos-contagiamos el sueño de apostar por un mundo nuevo, es posible dar vida a grupos y comunidades, en un clima de lectura orante de la realidad, confrontada con las propuestas evangélicas. Estas experiencias en la lógica de Jesús, serán el granito de mostaza que tenemos que sembrar para cambiar el mundo.
A Simón, Jesús le cambió el nombre. Si aceptamos seguir a Jesús y acompañar a los que lo quieren seguir -con nosotros-, tenemos el reto de dejarnos cuestionar y aceptar el cambio en nuestra manera de pensar, en nuestra experiencia comunitaria y en nuestra praxis pastoral. Pueden apostar por un mundo nuevo -de veras- sólo quienes aceptan ser nuevos/as y dispuestos a cambiar sus proyectos, para aceptar los nuevos que Jesús y los pobres nos pueden pedir.
¡Vale la pena intentarlo!
Gigi Ricchiardi (ERT)