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MENSAJE FINAL DEL

I CONGRESO LATINOAMERICANO 

DE AGENTES DE PASTORAL FAMILIAR 

“MI FAMILIA Y YO SERVIREMOS AL SEÑOR”

Queridas familias latinoamericanas y caribeñas. “Mi familia y yo serviremos al Señor”. ( Josué 24,15).

Convocados por el Departamento de Familia, Vida y Juventud del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) nos reunimos en la arquidiócesis de ciudad de Panamá, las delegaciones de las conferencias episcopales de América Latina y del Caribe con la presencia del Pontificio Consejo para la Familia (Roma), para celebrar el I Congreso Latinoamericano de Agentes de Pastoral Familiar, del 4 al 9 de agosto de 2014 con el tema “Familia y desarrollo social para la vida plena y la comunión misionera”.

Hemos vivido días de experiencia fraternal, intenso ambiente de trabajo, alegría y profunda reflexión que nos permitieron reavivar en nosotros la certeza de ser una única familia congregada por el amor y la ternura de un mismo Padre Dios. Así guiados por el Espíritu revisamos nuestro caminar pastoral y buscamos juntos horizontes nuevos, para enfrentar los desafíos que hoy nos presenta la realidad de las familias latinoamericanas y caribeñas.

Estamos unidos a las familias católicas y cristianas de Irak, que sufren en estos momentos de violencia y rezamos para que la Paz y la Justicia venzan el odio y el rencor.

Creemos que estamos dando pasos seguros en el camino que el Papa Francisco inauguró con la convocatoria del III Sínodo extraordinario de la familia en octubre próximo. Seguirá un año después la Asamblea ordinaria, que tendrá el mismo tema de la familia. Y, en ese contexto, en septiembre de 2015, tendrá lugar el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia. Recorramos este camino unidos en la oración para que haya buenos frutos para la Iglesia y para el mundo.

Iluminados por el espíritu Santo e inspirados en los valores de la Sagrada Familia de Nazaret queremos enviar a todas las familias de América Latina, el Caribe y del mundo entero este mensaje de esperanza que les anime a formarse más, a vivir los valores del evangelio, a tener la certeza de que no estamos solos y que juntos podemos hacer frente a las tormentas que amenazan la identidad y la misión del matrimonio, la familia y la vida.

Desde el inicio de este Congreso hemos contado con la presencia maternal de María, en sus diferentes advocaciones en América y el Caribe, ella nos invita a hacer “lo que Él nos diga” con la certeza de que nos acompaña en todo momento. 

Sí, queridas familias, es posible ser un bien para la humanidad, ya que la familia es el corazón de la persona humana, el verdadero tesoro de la humanidad. ¡Hoy y siempre, “Mi familia y yo serviremos al Señor”¡ 

 

Departamento de Familia, vida y Juventud del CELAM y los congresistas.

 

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