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25 Aniversario de Consagración de la religiosa clarisa

Hna. Marlene

11 de enero 2014

 

I Sm.3.1 habla Señor que tu siervo escucha

Cl,3,1-4 aspirad a los bienes de arriba

Mt.11,25-30 Te alabo Padre porque has ocultado estas cosas …Aprended de mí manso y humilde.

 

Estimada Hna Marlene , familiares y hermanas clarisas de los distintos monasterios misioneros y amigos que hoy nos acompañan para agradecer a Dios por los 25 años de consagración de la Hna Marlene.

Acabamos de estrenar un año nuevo y decimos, ¡cómo pasa el tiempo,¡ parece que fue ayer, expresiones comunes que se dejan oír , ¿será que pasa el tiempo o pasamos nosotros ante la eternidad de Dios ? El nos contempla cada día y nos regala la vida al amanecer cuando sale el sol, y cuando nos retiramos del trabajo en la noche quizá cansados poder contemplar sus estrellas en el firmamento.

Si preguntamos a la Hna Marlene, si en verdad dice, parece que fue ayer cuando entraba en el Monasterio de la Paz , pero no fue ayer, hace ya 25 años, y en estos 25 años ha podido experimentar y conocer tantas realidades en las que ha tejido el tiempo de su consagración con las puntadas de la alegría y la tristeza, con las notas de un cantar en su guitarra o en el piano y con su voz , con la mirada profunda del amor de Dios , su cara redonda con sus ojos abiertos para contemplar la bella naturaleza que Dios creó tanto en el paramo del Carchi como en la selva de este Oriente, de esos parajes donde en el frío y el calor brota la oración de alabanza como las de Jesús: “Te alabo Padre, porque te has revelado a la gente sencilla … y te has ocultado a los que se creen sabios y entendidos en esta tierra”

25 años sirviendo a Dios en la vida monástica, buscando , trayendo y llevando el vivir de la comunidad que ora y labora en el silencio y la clausura, acoger tantas suplicas que llegan hasta la puerta del monasterio pidiendo oración, tantos problemas y situaciones que solo se desvelan en los locutorios de un monasterio ,buscando la paz y soledad o la huida de un mundo que nos quiere atrapar en el activismo .

Cuántas noches, como Samuel, hemos podido escuchar la llamada de Dios por nuestro nombre. Por “aquel entonces las palabras del Señor eran raras y no eran frecuentes las visiones” ¿y hoy?, ¿ no son también raras las personas que entran en un monasterio para escuchar la llamada como Samuel ? Samuel, Samuel, Dios sigue pronunciando nuestro nombre, y el nombre de tantos y tantas personas, que quizá o el ruido no les deja escuchar, o si le escuchan no le quieren contestar.

Nos admira la disponibilidad de Samuel que responde con prontitud” “Aquí estoy porque me has llamado. Cuántos, como el sacerdote Elí, necesitamos, para hacer un correcto discernimiento, decir: “Habla Señor que tu siervo escucha”, sabiendo que es el Señor el que llama, no el P. tal o la Hermana cual, porque la vocación es una llamada personal, de alguien tan personal como Jesús. Nosotros solo sus instrumentos como diría Juan Bautista, solo la voz que grita en el desierto de este mundo. Pero El es la Palabra que sostiene nuestra voz y la hace fecunda , palabra que no debe caer en balde al vacío, sino que como la lluvia que vuelve al cielo después de empapar la tierra para que nazca la semilla. Así también nuestra tarea de anunciar la buena nueva de su palabra.

 Las Hna Marlene también como Samuel ha dicho, Aquí estoy, habla Señor que tu sierva escucha. Y el pedir al Señor que nos hable y que le escuchemos, es algo bien serio, que nos complica la vida entera. Y nos exige buscar las cosas de arriba no las de la tierra. Y pensar así, nos lleva al desprendimiento de las riquezas como Clara y S. Francisco, y vivir en la pobreza, en la castidad y en la obediencia, virtudes que nos identifican con Cristo pobre casto y obediente para ser como ellos profetas y testigos de que Dios y solo él es nuestro todo. Vivir sin ambiciones de tener y acumular riquezas, viviendo en la austeridad y en la confianza de la providencia divina.

Muchos, mirando este monasterio, pueden preguntarse ¿ y cómo han hecho esto en tan poco tiempo,? no lo hemos hecho nosotros, lo ha hecho él. Pero debemos estar vigilantes para que no se nos meta el enemigo camuflado de ofertas, que a veces no nos dejan vivir la pobreza y austeridad que exige la vida monástica y consagrada como pide el papa Francisco.

La vida consagrada que estamos celebrando ha supuesto una vivencia de 25 años de entrega generosa al Señor, de ser esa cara amable que escucha y aconseja, de esas manos suplicantes, que en el coro alzan la voz para alcanzar el favor para los pobres y humildes. Y como Jesús poder cantar “te alabamos Padre…porque hay otra sabiduría que muchos no conocen y tu se la has revelado y así te ha parecido bien… cuando aprenderemos esta lección de la humildad? Raras veces encontramos a Jesús haciendo su oración de alabanza al Padre, pero cuantas noches se retiraba al monte a orar a solas con el Padre, nosotros siempre pedigüeños, nos olvidamos de ser agradecidos con Dios por las maravillas que realizan con nosotros, por su paciencia, por su mansedumbre “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontrareis vuestro descanso”. Nos da miedo abrazar la cruz que en tantas ocasiones se traduce en saber tener esa paciencia con el hermano, en la convivencia fraterna y misionera. Y como nos recordara el Papa Francisco , no hay otro camino que la cruz para identificarnos con Cristo, podemos ser Papas Cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos pero no discípulos de Cristo si su cruz no va con nosotros , en las humillaciones que hay que pasar, desprendernos de las cosas mundanas como dice el Papa y salir de lo mundano que con sus criterios nos engaña y se nos va metiendo en nuestra vida.

Jesús nos dice cuando estéis cansados y agobiados venid a mí, y en verdad que cuantas veces nos sentimos cansados en el desgaste de nuestras fuerzas agobiados por los problemas que acontecen en nuestro caminar, y nosotros no vamos a El, queremos buscar soluciones parche sin compromisos, cuando él nos promete encontrar alivio y descanso.

¿Será difícil aprender del actuar de Jesús ? nos recuerda que la paciencia es un elemento clave en la convivencia para apagar el fuego y encontrar la paz.

La humildad es el otro pie para caminar, Jesús nació humilde en Belén, vivió en la humildad de Nazaret y murió en la humildad de la cruz desnuda para vestirnos de esta humildad que acerca a Dios y conquista las alturas de la santidad .

Pidamos a Santa Clara y  S. Francisco que tanto aprendieron de Jesús en su cruz y hoy nos enseñan con su ejemplo, para que nosotros -con Francisco- seamos instrumentos de la Paz que tanto necesita nuestro mundo, cada vez más violento. Que aprendamos de Sta. Clara que descubrió la fuerza de la Eucaristía, en ese diálogo contemplativo, en esa pureza que es lucha por dominar nuestras pasiones y blancura trasparente del alma que resplandece y cautiva. Es vivir la fraternidad donde todos nos sentimos y vivimos como hermanos porque el mor es acogida y mano extendida al pobre y al enfermo .

Gracias Hna Marlene por ser fiel en este cuarto de siglo de tu vida consagrada. Que Dios te bendiga y la Virgen del Rosario te acompañe en esta nueva etapa que como ella puedas seguir diciendo al Señor : hágase en mí según tu palabra. Gracias por darnos esta oportunidad de alegrarnos en el Señor por la vida consagrada en la Iglesia por la vida contemplativa en Puyo. Que este monasterio sepáis hacerle un faro de luz que ilumine por su testimonio de amor a la Iglesia y de oración por este pueblo que desde aquí contempláis cada día. Que Dios os conceda a la comunidad nuevas vocaciones contemplativas que sigan el ejemplo de Clara y Francisco. Y que todo sea para gloria de Dios.

 

+ Rafael Cob

Obispo del Puyo

 

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