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Miradas IV

Nuestra mirada actual

Miremos para entender y comprender, para hacer significativos y poner ante el público los aspectos “reales”, no los fantasmagóricos y coloniales de los pueblos Wao-Tageri-Taromenani, sin dejar de lado el entorno por el que, también los significamos. El conocerlos enteros y completos (no sancochados ni mezclados) motiva su conocimiento y aceptación tal como son. Se debe tener, además una enorme vocación de servicio a la vida y la capacidad de maravillarse por otras humanidades, otros saberes y otros entornos.

Manejemos también en esta mirada, mecanismos de lucha, compartidos con el respeto a los DDHH de los pueblos; simpatizando y dialogando con las ciencias: la lingüística, la historia, la tradición, la geografía, la etnografía cultural, la antropología y la sociología… como caminos reales para ir al encuentro de estos pueblos invisivilizados. La falta de esta mirada que es la madre de todos los conflicto, constituye una gran injusticia. Al final nos cansamos de sepultar fantasmas, sueños y cadáveres que no sirven para nada.

+ La historia Wao, Tagaeri-Taromenani continúa, pero sus episodios más cruciales, algunos definitivos, dejan de registrarse o se represan y olvidan. Ellos siguen siendo una cultura oral, nosotros tenemos que ser “voz de los sin voz” ante un sistema que los invisibiliza.

Aunque con ellos se han emprendido acciones de todo tipo, con los actores más variados y pintorescos, con las buenas voluntades más dispares, con las leguleyadas más descaradas e ilegales; después de tan poco fruto y perverso accionar, sigue faltando un plan político (a pesar de la Constitución), un plan administrativo (a pesar de los muchas y elegantes normativas, códigos de conducta, medidas cautelares y protocolos…) y un plan antropológico mínimo que tenga en cuenta a la OIT, a las NNUU y a las medidas cautelares de la CIDH.

Todo esto pone a estos pueblos en una muy difícil alternativa: hay fuerzas sociales, económicas y de opinión que desean un contacto acelerado. Otras fuerzas tienden a mantenerlos intocados; otras promueven la conservación de sus modos y forma de vida dentro del contexto social actual de conquista. Entre estas disyuntivas el pueblo Waorani y los “aislados” están experimentando una rápida transformación, al menos en sus aspectos más superficiales y crueles. Influjos que se mezclan haciendo más difícil el señalar la dirección a seguir. Cada uno lleva el agua a su molino.

Entre los intereses externos, potentes y contundentes que actúan sobre ellos podemos señalar: el petróleo, la madera, el turismo, la colonización, la política, la ciencia, la religión, la cultura, la antropología social… que se acumulan a su alrededor y los influencian condicionándolos. Entre los influjos internos podemos observar: las venganzas, la falta de espacio geográfico, vital y cultural, el choque de generaciones y de sociedades en permanente evolución.

+ Otros prevén para estos pueblos un final irreversible. Al ser unas nacionalidades pequeñas y asediadas, o se integran, se diluyen o desaparecen. El Estado les concedió un amplísimo territorio, aunque no muy ajustado a sus dinámicas de movilización, usos de vida y de libertad, pero sin ninguna seguridad real ¿Seguirán siendo invadidos por colonos, petroleras y políticas locales de ocupación…?.

Con el beneplácito del gobierno y en contra de la Constitución las empresas petroleras no ceden un milímetro en su conquista del “oro negro” en sus territorios protegidos ¿Tendrán suficiente espacio vital para su sobrevivencia? “El descubrimiento del petróleo y la consiguiente transformación de la zona ha supuesto, para estas tribus, la invasión de todos sus territorios, la reducción de sus dominios a una mínima expresión, la ausencia de los medios ordinarios de subsistencia como cacería y pesca; paso a una civilización para la que no se les ha preparado. Y en compensación a las pérdidas son pocas las ventajas que hasta el presente les ha ofrecido el petróleo” (Alejandro Labaka, Crónica hoaorani, Pag.117)

Cómo entender el actual movimiento migratorio wao, tagaeri-taromenani hacia las fronteras colonas y petroleras ¿Quieren controlar el territorio? ¿Quieren beneficiarse con el fácil acceso a bienes de consumo?

¿Cuál es el papel de las organizaciones indígenas propias (ONHAE, NAWE…) o nacionales (Cofeniae, Conaie)? ¿Es solo representación política, linderación, apoyos casuales…?. Hay fuertes tensiones con los cohoure (colonos, empresas, waorani, el Estado y sus instituciones…) y están solos.

La escolarización ¿Es una evolución? ¿Una pérdida cultural acelerada?... Se ha pasado en pocos años del monolingüismo, al bilingüismo, al español y a los colegios del milenio.

Quedan algunos clanes libres, acosados, exterminados, objeto de curiosidad, invisivilizados, opuestos al progreso… ¿Contactarlos o descartarlos? ¿Quedarán a merced de algún intrépido antropólogo, misionero o a la protección de la judicatura…? La zona donde ellos viven es un territorio intervenido, militarizado: con grandes intereses económicos y políticos. Aunque son protegidos por la Constitución, el Gobierno y sus instituciones además de las petroleras tienen sus grandes proyectos extractivistas.           

La presencia misionera ha perdido garra. Otros han tomado su lugar y han ido mucho más lejos (colonos, gobiernos locales, instituciones del Estado, empresas… que los han bautizado como ecuatorianos). Es vital la relación que tienen con los cohuore: antes les salvó el aislamiento. Ahora no es posible.

Dos visiones de la confrontación blanco mestiza – Waorani, Tagaeri-Taromenani:
Mestiza: “morir, nunca; matar, siempre que sea necesario”.

Wao: “Si vivo - vivo; si muero – muero”.

Las lanzas siguen en alto y las carabinas también.

La otra mirada: (la de la impunidad)

En un acto de reparto de motoguadañas y material escolar, donado por instituciones del Estado se dijo lo siguiente, con toda contundencia: “Os damos todas estas herramientas, casas, escuelas y botiquines para que los usen en cultivar sus tierras y formar el pueblo… pero con una condición: que nos permitan entrar en sus tierras, nos dejen poner los carteles, nos hagan un discurso de agradecimiento con foto-video del grupo y de los líderes emplumados con flechas y trajes típicos. Luego les repartimos la comida”…

Hay que romper el mito instalado en nuestra sociedad mestiza de que los “pobres indígenas” necesitan nuestra ayuda, sin la que “¡pobrecitos ellos!” lo que están sufriendo y lo que van a sufrir… cuando se le ha quitado todo: sus recursos, la dignidad, la libertad, su sistema de equidad, sin reconocerles capacidad alguna para protagonizar su vida personal y colectiva en la construcción de una sociedad pluriforme y plurinacional. ¡Nosotros somos los que necesitamos de sus recursos! Debemos de abandonar ese tufo a blanco que apesta: nos cogió “el mono” de que los pueblos indígenas tengan que agradecer las limosnas del Estado y de las empresas, las instituciones benéficas y ONGs…, después de que se les ha espoliado de todo, hasta de su concepto de gente íntegra, su ética en constante lucha por la dignidad, de la visión de su realidad originaria y les han revestido de un manto de miseria y retazos viejos tejido por la civilización occidental.

+ El trato administrativo y judicial impecable y engominado de la ley que quiere ocultar la realidad trágica de los acontecimientos y espolios, produce arcadas. La puesta en foco de su realidad en el silencio de las imágenes es sobrecogedora: rostros cargados de miedo, exhaustos, hombres jóvenes, mujeres y niños… ya muertos. Miremos las fotos que reflejan el mapa dramático y sangrante de su realidad.

+ Los medios informan sucesos de muerte y los presentan de forma contaminada como si se tratara de una irrupción de gente ilegal en su propia tierra y casa. Es una peculiar forma de comunicación manipulada. Se informa que esos indígenas viven como ilegales en su propio territorio. Cómo, por ello, pasan grandes dificultades si no se les ayuda para poder mantenerse con vida ¿Se da información objetiva y real de la situación conflictiva por la que viven así los poblados indígenas de parte de la fiscalía, del Estado, de las empresas y de la sociedad civil?

La indiferencia en la práctica es tan peligrosa como la discusión banal, cuando no se hace vida y esperanza ¿Qué importan esas vidas?

Un diálogo inverosímil: ¿A dónde vas? A Bameno. ¿Conoces bien el camino? Sí. ¿Sabes bien los peligros? No hay peligro. ¿Sabes que su saludo era ¡Amigo! ¡Amigo!? Confío en todos como antiguamente. Pero todo está ahora trastornado. Entonces, ¿ambos estamos inseguros y comprometemos la vida?. “Mejor, no salgamos de la casa y no confiemos en nadie”. ¿Así que, no hay esperanza?. En Bameno no suceden los milagros.

Achakaspi

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28, 11, 2016

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